domingo, 27 de diciembre de 2020

San Juan Evangelista

San Juan era judío de Galilea, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor, con quien era pescador. Fue el elegido para acompañar a Pedro a preparar la última cena, donde reclinó su cabeza sobre el pecho de Jesús. Estuvo al pie de la cruz con la Virgen María, a quien llevó físicamente a su casa como Madre para honrarla, servirla y cuidarla en persona.

Asimismo, cuando llegó la noticia del sepulcro vacío de Jesús, fue San Juan quien corrió junto a San Pedro para constatarlo. Es ahí donde los dos “vieron y creyeron”. Más adelante, cuando Jesús se les apareció a orillas del lago de Galilea, Pedro preguntó sobre el futuro de Juan y el Señor contestó: “Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? Tú, sígueme”.

Por esta respuesta se corrió el rumor de que Juan no iba a morir, algo que el mismo Apóstol desmintió al indicar que el Señor nunca dijo: "No morirá". Escribió el Apocalipsis, el Evangelio de San Juan, donde se refiere a sí mismo como “el discípulo a quien Jesús amaba”, y tres epístolas.

Según San Clemente de Alejandría, en una ciudad San Juan vio a un joven en la Congregación y, con el sentimiento de que mucho de bueno podría sacarse de él, lo llevó ante el Obispo, que el mismo Juan había consagrado, y le dijo: "En presencia de Cristo y ante esta congregación, recomiendo este joven a tus cuidados".

A recomendación de San Juan, el joven se hospedó en la casa del Obispo, quien lo instruyó en la fe, lo bautizó y confirmó. Sin embargo, las atenciones del Obispo se enfriaron, el muchacho frecuentó malas compañías y se convirtió en asaltante de caminos.

Después de un tiempo, San Juan volvió y le pidió al Obispo el encargo que Jesucristo y él le habían encomendado a su cuidado ante la Iglesia. El Prelado se sorprendió pensando que se trataba de algún dinero, pero el Apóstol le explicó que se refería al joven.

El Obispo exclamó: "¡Pobre joven! Ha muerto". "¿De qué murió?”, preguntó San Juan. "Ha muerto para Dios, puesto que es un ladrón", le respondió. Al oír esto, el anciano Apóstol pidió un caballo y con la ayuda de un guía se dirigió a las montañas donde los asaltantes de camino tenían su guarida. Tan pronto como entró, lo tomaron prisionero.

En el escondite de los maleantes, el joven reconoció al Santo e intentó huir, pero el Apóstol le gritó: "¡Muchacho! ¿Por qué huyes de mí, tu padre, un viejo y sin armas? Siempre hay tiempo para el arrepentimiento. Yo responderé por ti ante mi Señor Jesucristo y estoy dispuesto a dar la vida por tu salvación. Es Cristo quien me envía".

El muchacho se quedó inmóvil, bajó la cabeza, se puso a llorar y se acercó al Santo para implorarle una segunda oportunidad. San Juan, por su parte, no abandonó la guarida de ladrones hasta que el pecador quedó reconciliado con la Iglesia.

Esta caridad, que buscaba inflamar en los demás, se reflejaba en su dicho: “Hijitos míos, amaos entre vosotros". Una vez le preguntaron por qué repetía siempre la frase y respondió San Juan: "Porque ése es el mandamiento del Señor y si lo cumplís ya habréis hecho bastante".

A diferencia de todos los demás Apóstoles que murieron en el martirio, San Juan partió pacíficamente a la Casa del Padre en Éfeso hacia el año cien de la era cristiana y a los 94 años, según San Epifanio.




JORNADA DE LA SAGRADA FAMILIA

“Los ancianos, tesoro de la Iglesia y la sociedad” es el lema de la Jornada de la Sagrada Familia 2020 que se celebra hoy 27 de diciembre. La Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida ha editado los materiales para preparar esta Jornada.


Este año de pandemia hemos perdido a muchas personas mayores, por eso desde la Conferencia Episcopal Española han querido recordarlos con el lema de la Jornada, porque “ellos son el tesoro de la Iglesia y de nuestra sociedad”, haciendo referencia a las palabras del papa Benedicto XVI en el Encuentro Mundial de las Familias de Valencia.  Por su parte, los delegados de Familia y Vida, Juan Manuel Granado y Mª Dolores Sánchez-Campa, han defendido que los mayores “son la memoria viva de la familia y tienen la trascendental misión de transmitir el patrimonio de la fe a los jóvenes”. Por todo ello, han agradecido “la labor silenciosa que llevan a cabo al enseñar a los más pequeños de la casa las oraciones y las verdades elementales del credo”.


Un tesoro para la Iglesia


Los Obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida han publicado un mensaje con motivo de esta Jornada en el que recuerdan las conclusiones del Congreso ‘La riqueza de los años’ que tuvo lugar en el Vaticano a principios de este año. En él se reconoció que los ancianos “eran personas dignas de ser consultadas” por “su conocimiento y su experiencia”.  Por tanto, “ellos no son meros destinatarios de la acción pastoral de la Iglesia, sino sujetos activos en la evangelización”. En este sentido, instan a ampliar nuestros horizontes para “volver a descubrir la gran labor que desarrollan los mayores en nuestras comunidades”, enumerando algunas de ellas: Caridad, apostolado, liturgia, su participación en la vida de las asociaciones y de los movimientos eclesiales, su presencia en la familia, la contemplación y la oración.


Igualmente, hacen un llamamiento a las familias cristianas para que “no se dejen influir por la mentalidad utilitarista actual, que considera que los que no producen debe ser descartados”. En cambio, en nuestros días es más necesario que nunca “recuperar la figura de los abuelos”, apuntan los Obispos. Esto se concreta en la escucha atenta de sus consejos: “Muchos de nuestros abuelos, habiendo superado muchos contratiempos, han descubierto vitalmente que no merece la pena atesorar tesoros en la tierra y se han esforzado por hacerse un tesoro en el cielo”. Asimismo, invitan a “aterrizar estas ideas en la vida cotidiana de la familia, promoviendo la dedicación de largos periodos de tiempo con los abuelos en la familia y especialmente con los nietos”.


Un tesoro de la sociedad


Por otro lado, el mensaje reflexiona sobre las numerosas víctimas mayores que se ha cobrado la pandemia este 2020. Al respecto, los Obispos hacen hincapié en la necesidad de “esmerar nuestros cuidados por los ancianos que están enfermos, sin olvidar que el enfermo que se siente rodeado de una presencia amorosa, humana y cristiana, supera toda forma de depresión y no cae en la angustia”.


Finalmente, los Obispos presentan en su mensaje la campaña lanzada por el Dicasterio de Laicos, Familia y Vida titulada ‘Cada anciano es tu abuelo’, que invita a llamar por teléfono o por vídeo y escuchar a las personas mayores.


La Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida también ha elaborado un subsidio litúrgico para celebrar esta jornada en las parroquias, que puede descargar en la web de la CEE junto a un folleto de oración y el cartel.


viernes, 25 de diciembre de 2020

SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DE NUESTRO SEÑOR

Cuando se hubieron cumplido los acontecimientos que debían preceder al advenimiento del Mesías, de acuerdo con los vaticinios de los antiguos profetas, Jesús llamado el Cristo, Hijo de Dios eterno, se encarnó en el seno de la Virgen María y, hecho hombre, nació de ella para la redención de la humanidad. Desde la caída de nuestros primeros padres, la sabia y misericordiosa providencia de Dios había dispuesto gradulamente todas las cosas para la realización de sus promesas y el cumplimiento del más grande de sus misterios: la encarnación de su divino Hijo.

Por aquel entonces, el Emperador Augusto emitió un decreto para llevar a cabo un censo en el cual todas las personas debían registrarse en un lugar determinado según sus respectivas provincias, ciudades y familias. Hasta Belén, cerca de la ciudad de Jerusalén, llegaron San José y la Virgen María procedentes de Nazaret, y estando allí, le llegó la hora de dar a luz de la Virgen, trayendo al mundo a su divino Hijo a quien envolvió en lienzos y lo recostó en la paja del pesebre.




domingo, 20 de diciembre de 2020

IV DOMINGO DE ADVIENTO

 Encendemos hoy la cuarta vela de nuestra corona de Adviento, lo cual indica que estamos a un paso de la Navidad, de recibir al Niño Dios en nuestros corazones. En estos días que nos quedan del Adviento, aprovechemos las oportunidades de preparar nuestro corazón a la llegada del Mesías. Como María, digamos "Sí" al Señor, poniéndonos al servicio de los demás, especialmente de los más necesitados.




viernes, 18 de diciembre de 2020

Fiesta de la Expectación al parto, Ntra. Sra. de la Esperanza

 Hoy, 18 de diciembre, celebramos a Nuestra Madre en su advocación de la Esperanza.




"Nos diste al esperado de los tiempos, 

mil veces prometido en los profetas, 

y nosotros de nuevo deseamos 

que vuelva a repetirnos sus promesas.

Brillaste como aurora del gran día, 

plantaba Dios su tienda en nuestro suelo, 

y nosotros soñamos con su vuelta, 

queremos la llegada de su Reino.

Viviste con la cruz de la esperanza, 

tensando en el amor la larga espera, 

y nosotros buscamos con los hombres 

el nuevo amanecer de nuestra tierra.

Esperaste, cuando todos vacilaban, 

el triunfo de Jesús sobre la muerte, 

y nosotros esperamos que su vida 

anime nuestro mundo para siempre.

Santa María de la Esperanza, 

mantén el ritmo de nuestra espera".

domingo, 13 de diciembre de 2020

Festividad de Santa Lucia

Cada 13 de diciembre, la Iglesia celebra la fiesta de Santa Lucía (Lucía de Siracusa), “patrona de la vista”. La relación de Lucía con los ojos viene de una antigua tradición, según la cual, como castigo por proclamar a Cristo, le habrían arrancado los ojos y, a pesar de semejante atrocidad, Dios le habría devuelto milagrosamente la vista.

De acuerdo a las “Actas de Santa Lucía”, ella nació en Siracusa, Sicilia (Italia), en el seno de una familia noble. Sus padres eran conversos al cristianismo y, por lo tanto, le dieron una educación en la fe. Después de la muerte de su padre, Lucía le pidió al Señor fortaleza para afrontar su inmenso dolor y se consagró a Él prometiendo, en secreto, virginidad perpetua. Su madre, Eutiquia, sin saber de su deseo, la animaba a contraer matrimonio con un joven pagano.

Eutiquia padecía de hemorragias y Lucía, con el propósito de que su madre la libere del arreglo matrimonial, le aconsejó que fuese a orar a la tumba de Santa Ágata de Catania para pedir su curación. Eutiquia lo hizo así y Dios, escuchando sus ruegos, le devolvió la salud. Entonces, la madre, en señal de gratitud, le ofreció a Lucía acceder a lo que le pida, y la joven le rogó que no la obligue a casarse, confesándole su deseo de consagrarse a Dios y repartir la fortuna familiar entre los pobres. Eutiquia, segura de cuál era la voluntad de Dios, le otorgó el permiso a su hija.

Sin embargo, el pretendiente de Lucía, furioso, la denunció ante el procónsul Pascasio por haberlo deshonrado, acusándola de ser cristiana. Eran los tiempos de la persecución de Diocleciano y la pena podía ser la muerte. El procónsul la amenazó si no desistía de su postura, pero ella le respondió: “Es inútil que insista. Jamás podrá apartarme del amor a mi Señor Jesucristo”. El procónsul, acto seguido, para alejarla de Dios mandó que sea prostituída, pero ella, sin dar un paso atrás, le dijo: "El cuerpo queda contaminado solamente si el alma consiente". Siglos más tarde, Santo Tomás de Aquino reconocía la fuerza moral que llevaban las palabras de Santa Lucía, puesto que corresponden con el principio moral de que no hay pecado si no se consiente el mal.

Los guardias romanos intentaron moverla a la fuerza hacia el prostíbulo, pero milagrosamente no pudieron. Entonces trataron de quemarla y tampoco pudieron. Por último, la tradición señala que le sacaron los ojos y después le cortaron el cuello. Aun así, en su agonía, Santa Lucía parecía seguir viendo y, mientras se desvanecía, mostrar una fuerza inusitada para exhortar a la fidelidad a Cristo.

En la Edad Media se invocaba su nombre contra las enfermedades de los ojos, tal vez porque su nombre significa “luz”. Esto reafirmó aquellos relatos en los que el tirano mandó a los guardias que le sacaran los ojos sin que ella perdiese la visión.

En 1894 fue descubierta una inscripción sepulcral en las catacumbas de Siracusa que llevaban el nombre de Santa Lucía, mártir del siglo IV.




Oración a Santa Lucía

Oh Bienaventurada y amable Virgen Santa Lucía,

universalmente reconocida por el pueblo cristiano

como especial y poderosa abogada de la vista,

llenos de confianza a ti acudimos;

pidiéndote la gracia de que la nuestra se mantenga sana

y le demos el uso para la salvación de nuestra alma,

sin turbar jamás nuestra mente en espectáculos peligrosos.


Y que todo lo que ellos vean se convierta en saludable

y valioso motivo de amar cada día más a Nuestro Creador

y Redentor Jesucristo, a quien por tu intercesión,

oh protectora nuestra; esperamos ver y amar eternamente

en la patria celestial. Amén.

III DOMINGO DE ADVIENTO, DOMINGO DE GAUDETE

"En medio de vosotros hay uno al que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia" (Jn 1, 26-27).

En este tercer domingo de Adviento, celebramos el domingo de Gaudete, que significa domingo de alegría. Estamos alegres porque vivimos en un tiempo de espera y de esperanza. El nacimiento del Señor está cerca. Él es fiel a sus promesas y viene al mundo para salvarnos.




COMUNICADO DE NUESTRO OBISPO

El obispo de Ciudad Real, Gerardo Melgar, ha invitado a los fieles y a "cuantas personas e instituciones de la Diócesis" que quieran hacerlo, a guardar un día de ayuno y oración el próximo miércoles, 16 de diciembre, ante la previsible próxima aprobación de la Ley de la eutanasia.

En este enlace se puede acceder al comunicado que nuestro obispo Gerardo ha escrito.

Comunicado de nuestro obispo ante la aprobación de la ley de la eutanasia

sábado, 12 de diciembre de 2020

NTRA. SRA. DE GUADALUPE

Seguimos avanzando en este camino del Adviento, y de nuevo nos encontramos la figura de María. Hoy, 12 de diciembre, vísperas del Domingo de Gaudete o Domingo de la Alegría, celebramos a Ntra. Sra. de Guadalupe. Ella, como a Juan Diego, nos repite aquellas mismas palabras, "no se entristezca tu corazón". Nos invita a permanecer alegres, a mantener la esperanza. Ella nos trae en su vientre al Salvador, al "Dios con nosotros". 


Un sábado de 1531 a principios de diciembre, un indio llamado Juan Diego, iba muy de madrugada del pueblo en que residía a la ciudad de México a asistir a sus clases de catecismo y a oír la Santa Misa. Al llegar junto al cerro llamado Tepeyac amanecía y escuchó una voz que lo llamaba por su nombre.

Él subió a la cumbre y vio a una Señora de sobrehumana belleza, cuyo vestido era brillante como el sol, la cual con palabras muy amables y atentas le dijo: "Juanito: el más pequeño de mis hijos, yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive. Deseo vivamente que se me construya aquí un templo, para en él mostrar y prodigar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a todos los moradores de esta tierra y a todos los que me invoquen y en Mí confíen. Ve donde el Señor Obispo y dile que deseo un templo en este llano. Anda y pon en ello todo tu esfuerzo".

De regresó a su pueblo Juan Diego se encontró de nuevo con la Virgen María y le explicó lo ocurrido. La Virgen le pidió que al día siguiente fuera nuevamente a hablar con el obispo y le repitiera el mensaje. Esta vez el obispo, luego de oir a Juan Diego le dijo que debía ir y decirle a la Señora que le diese alguna señal que probara que era la Madre de Dios y que era su voluntad que se le construyera un templo.

De regreso, Juan Diego halló a María y le narró los hechos. La Virgen le mandó que volviese al día siguiente al mismo lugar pues allí le daría la señal. Al día siguiente Juan Diego no pudo volver al cerro pues su tío Juan Bernardino estaba muy enfermo. La madrugada del 12 de diciembre Juan Diego marchó a toda prisa para conseguir un sacerdote a su tío pues se estaba muriendo. Al llegar al lugar por donde debía encontrarse con la Señora prefirió tomar otro camino para evitarla. De pronto María salió a su encuentro y le preguntó a dónde iba.

El indio avergonzado le explicó lo que ocurría. La Virgen dijo a Juan Diego que no se preocupara, que su tío no moriría y que ya estaba sano. Entonces el indio le pidió la señal que debía llevar al obispo. María le dijo que subiera a la cumbre del cerro donde halló rosas de Castilla frescas y poniéndose la tilma, cortó cuantas pudo y se las llevó al obispo.

Una vez ante Monseñor Zumarraga Juan Diego desplegó su manta, cayeron al suelo las rosas y en la tilma estaba pintada con lo que hoy se conoce como la imagen de la Virgen de Guadalupe. Viendo esto, el obispo llevó la imagen santa a la Iglesia Mayor y edificó una ermita en el lugar que había señalado el indio.

Pio X la proclamó como "Patrona de toda la América Latina", Pio XI de todas las "Américas", Pio XII la llamó "Emperatriz de las Américas" y Juan XXIII "La Misionera Celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las Américas".

La imagen de la Virgen de Guadalupe se venera en México con grandísima devoción, y los milagros obtenidos por los que rezan a la Virgen de Guadalupe son extraordinarios.




viernes, 11 de diciembre de 2020

SANTA MARAVILLAS DE JESÚS

 Hoy celebramos la memoria de Santa Maravillas de Jesús, carmelita descalza, de quien la Hermandad posee una reliquia la cual va a los pies de Ntra. Sra. de los Dolores y Ntra. Sra. de la Soledad en nuestras estaciones de penitencia. 

María de las Maravillas de Jesús Pidal y Chico de Guzmán nació en Madrid el 4 de noviembre de 1891. Desde su infancia deseó consagrarse a Dios y dedicó su juventud a ayudar a los necesitados. Atraída por la espiritualidad de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz, y movida por su amor a la Virgen María, ingresó en el Carmelo de El Escorial el 12 de octubre de 1919.

En 1924 fundó un monasterio de Carmelitas Descalzas en El Cerro de los Ángeles, centro geográfico de la península, junto al monumento del Corazón de Jesús, como lugar de oración y de inmolación por la Iglesia y por España.

Durante la persecución religiosa la Madre Maravillas brilló por su espíritu de reparación, fortaleza, serenidad y confianza en el Señor. Bajo el signo de la fidelidad a Santa Teresa fundó otros diez Carmelos recuperando lugares de tradición teresiano-sanjuanista. Priora durante largos años, enseñó a sus hermanas con el testimonio de sus virtudes y se distinguió por su vida mística, ardor apostólico y por la bondad unida a la firmeza ante quienes la tenían por verdadera madre. Murió en el Carmelo de La Aldehuela, el 11 de diciembre de 1974, expresando “¡Qué felicidad morir Carmelita!”.

Fue beatificada por vuestra Santidad el 10 de mayo de 1998.

Fue canonizada por el Papa Juan Pablo II, el domingo 4 de mayo de 2003 (tercer domingo de Pascua), durante la V visita de Su Santidad a España. La misa de canonización se realizó en la Plaza Madrid de Colón.







miércoles, 9 de diciembre de 2020

AÑO DE SAN JOSÉ

 

Con la Carta apostólica Patris corde (Con corazón de padre), el papa Francisco recuerda el 150 aniversario de la declaración de san José como Patrono de la Iglesia Universal y, con motivo de esta ocasión, a partir del 8 de diciembre de 2020 se celebrará un año dedicado especialmente a él.

Junto a la publicación de la Carta apostólica Patris corde, se ha publicado el Decreto de la Penitenciaría Apostólica que anuncia el "Año de San José" especial convocado por el Papa y la concesión del "don de indulgencias especiales". se dan indicaciones específicas para los días tradicionalmente dedicados a la memoria del Esposo de María, como el 19 de marzo y el 1 de mayo, y para los enfermos y ancianos "en el contexto actual de la emergencia sanitaria". 




martes, 8 de diciembre de 2020

75 aniversario de Ntra. Sra. de los Dolores

Este año se cumplen 75 años de la llegada de la actual imagen de la Virgen de los Dolores a nuestro pueblo y al seno de nuestra Hermandad. 

Estas líneas pretenden dar a conocer la historia de Nuestra Señora de los Dolores en Villarrubia de los Ojos y el porqué de la gran devoción que despierta en los villarrubieros, así como desde cuándo empieza a recibir culto dentro del seno de nuestra Hermandad, que, desde hace siglos, honra la memoria de la Madre de Dios con bajo la advocación de Nuestra querida Madre y Señora de los Dolores.

SOLEMNIDAD INMACULADA CONCEPCIÓN

 El 8 de diciembre la Iglesia celebra la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, doctrina de origen apostólico que fue proclamada dogma por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854 con la bula Ineffabilis Deus.








lunes, 7 de diciembre de 2020

II Domingo de Adviento: Allanad los caminos al Señor

 II Domingo de Adviento (Mc 1, 1-8)

"Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Está escrito en el profeta Isaías: «Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos."»

Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.

Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»"




Domingo de la Divina Misericordia

   "La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia" (Diario, 300) La Fiesta de la Divina...