domingo, 27 de diciembre de 2020

San Juan Evangelista

San Juan era judío de Galilea, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor, con quien era pescador. Fue el elegido para acompañar a Pedro a preparar la última cena, donde reclinó su cabeza sobre el pecho de Jesús. Estuvo al pie de la cruz con la Virgen María, a quien llevó físicamente a su casa como Madre para honrarla, servirla y cuidarla en persona.

Asimismo, cuando llegó la noticia del sepulcro vacío de Jesús, fue San Juan quien corrió junto a San Pedro para constatarlo. Es ahí donde los dos “vieron y creyeron”. Más adelante, cuando Jesús se les apareció a orillas del lago de Galilea, Pedro preguntó sobre el futuro de Juan y el Señor contestó: “Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? Tú, sígueme”.

Por esta respuesta se corrió el rumor de que Juan no iba a morir, algo que el mismo Apóstol desmintió al indicar que el Señor nunca dijo: "No morirá". Escribió el Apocalipsis, el Evangelio de San Juan, donde se refiere a sí mismo como “el discípulo a quien Jesús amaba”, y tres epístolas.

Según San Clemente de Alejandría, en una ciudad San Juan vio a un joven en la Congregación y, con el sentimiento de que mucho de bueno podría sacarse de él, lo llevó ante el Obispo, que el mismo Juan había consagrado, y le dijo: "En presencia de Cristo y ante esta congregación, recomiendo este joven a tus cuidados".

A recomendación de San Juan, el joven se hospedó en la casa del Obispo, quien lo instruyó en la fe, lo bautizó y confirmó. Sin embargo, las atenciones del Obispo se enfriaron, el muchacho frecuentó malas compañías y se convirtió en asaltante de caminos.

Después de un tiempo, San Juan volvió y le pidió al Obispo el encargo que Jesucristo y él le habían encomendado a su cuidado ante la Iglesia. El Prelado se sorprendió pensando que se trataba de algún dinero, pero el Apóstol le explicó que se refería al joven.

El Obispo exclamó: "¡Pobre joven! Ha muerto". "¿De qué murió?”, preguntó San Juan. "Ha muerto para Dios, puesto que es un ladrón", le respondió. Al oír esto, el anciano Apóstol pidió un caballo y con la ayuda de un guía se dirigió a las montañas donde los asaltantes de camino tenían su guarida. Tan pronto como entró, lo tomaron prisionero.

En el escondite de los maleantes, el joven reconoció al Santo e intentó huir, pero el Apóstol le gritó: "¡Muchacho! ¿Por qué huyes de mí, tu padre, un viejo y sin armas? Siempre hay tiempo para el arrepentimiento. Yo responderé por ti ante mi Señor Jesucristo y estoy dispuesto a dar la vida por tu salvación. Es Cristo quien me envía".

El muchacho se quedó inmóvil, bajó la cabeza, se puso a llorar y se acercó al Santo para implorarle una segunda oportunidad. San Juan, por su parte, no abandonó la guarida de ladrones hasta que el pecador quedó reconciliado con la Iglesia.

Esta caridad, que buscaba inflamar en los demás, se reflejaba en su dicho: “Hijitos míos, amaos entre vosotros". Una vez le preguntaron por qué repetía siempre la frase y respondió San Juan: "Porque ése es el mandamiento del Señor y si lo cumplís ya habréis hecho bastante".

A diferencia de todos los demás Apóstoles que murieron en el martirio, San Juan partió pacíficamente a la Casa del Padre en Éfeso hacia el año cien de la era cristiana y a los 94 años, según San Epifanio.




JORNADA DE LA SAGRADA FAMILIA

“Los ancianos, tesoro de la Iglesia y la sociedad” es el lema de la Jornada de la Sagrada Familia 2020 que se celebra hoy 27 de diciembre. La Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida ha editado los materiales para preparar esta Jornada.


Este año de pandemia hemos perdido a muchas personas mayores, por eso desde la Conferencia Episcopal Española han querido recordarlos con el lema de la Jornada, porque “ellos son el tesoro de la Iglesia y de nuestra sociedad”, haciendo referencia a las palabras del papa Benedicto XVI en el Encuentro Mundial de las Familias de Valencia.  Por su parte, los delegados de Familia y Vida, Juan Manuel Granado y Mª Dolores Sánchez-Campa, han defendido que los mayores “son la memoria viva de la familia y tienen la trascendental misión de transmitir el patrimonio de la fe a los jóvenes”. Por todo ello, han agradecido “la labor silenciosa que llevan a cabo al enseñar a los más pequeños de la casa las oraciones y las verdades elementales del credo”.


Un tesoro para la Iglesia


Los Obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida han publicado un mensaje con motivo de esta Jornada en el que recuerdan las conclusiones del Congreso ‘La riqueza de los años’ que tuvo lugar en el Vaticano a principios de este año. En él se reconoció que los ancianos “eran personas dignas de ser consultadas” por “su conocimiento y su experiencia”.  Por tanto, “ellos no son meros destinatarios de la acción pastoral de la Iglesia, sino sujetos activos en la evangelización”. En este sentido, instan a ampliar nuestros horizontes para “volver a descubrir la gran labor que desarrollan los mayores en nuestras comunidades”, enumerando algunas de ellas: Caridad, apostolado, liturgia, su participación en la vida de las asociaciones y de los movimientos eclesiales, su presencia en la familia, la contemplación y la oración.


Igualmente, hacen un llamamiento a las familias cristianas para que “no se dejen influir por la mentalidad utilitarista actual, que considera que los que no producen debe ser descartados”. En cambio, en nuestros días es más necesario que nunca “recuperar la figura de los abuelos”, apuntan los Obispos. Esto se concreta en la escucha atenta de sus consejos: “Muchos de nuestros abuelos, habiendo superado muchos contratiempos, han descubierto vitalmente que no merece la pena atesorar tesoros en la tierra y se han esforzado por hacerse un tesoro en el cielo”. Asimismo, invitan a “aterrizar estas ideas en la vida cotidiana de la familia, promoviendo la dedicación de largos periodos de tiempo con los abuelos en la familia y especialmente con los nietos”.


Un tesoro de la sociedad


Por otro lado, el mensaje reflexiona sobre las numerosas víctimas mayores que se ha cobrado la pandemia este 2020. Al respecto, los Obispos hacen hincapié en la necesidad de “esmerar nuestros cuidados por los ancianos que están enfermos, sin olvidar que el enfermo que se siente rodeado de una presencia amorosa, humana y cristiana, supera toda forma de depresión y no cae en la angustia”.


Finalmente, los Obispos presentan en su mensaje la campaña lanzada por el Dicasterio de Laicos, Familia y Vida titulada ‘Cada anciano es tu abuelo’, que invita a llamar por teléfono o por vídeo y escuchar a las personas mayores.


La Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida también ha elaborado un subsidio litúrgico para celebrar esta jornada en las parroquias, que puede descargar en la web de la CEE junto a un folleto de oración y el cartel.


viernes, 25 de diciembre de 2020

SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DE NUESTRO SEÑOR

Cuando se hubieron cumplido los acontecimientos que debían preceder al advenimiento del Mesías, de acuerdo con los vaticinios de los antiguos profetas, Jesús llamado el Cristo, Hijo de Dios eterno, se encarnó en el seno de la Virgen María y, hecho hombre, nació de ella para la redención de la humanidad. Desde la caída de nuestros primeros padres, la sabia y misericordiosa providencia de Dios había dispuesto gradulamente todas las cosas para la realización de sus promesas y el cumplimiento del más grande de sus misterios: la encarnación de su divino Hijo.

Por aquel entonces, el Emperador Augusto emitió un decreto para llevar a cabo un censo en el cual todas las personas debían registrarse en un lugar determinado según sus respectivas provincias, ciudades y familias. Hasta Belén, cerca de la ciudad de Jerusalén, llegaron San José y la Virgen María procedentes de Nazaret, y estando allí, le llegó la hora de dar a luz de la Virgen, trayendo al mundo a su divino Hijo a quien envolvió en lienzos y lo recostó en la paja del pesebre.




domingo, 20 de diciembre de 2020

IV DOMINGO DE ADVIENTO

 Encendemos hoy la cuarta vela de nuestra corona de Adviento, lo cual indica que estamos a un paso de la Navidad, de recibir al Niño Dios en nuestros corazones. En estos días que nos quedan del Adviento, aprovechemos las oportunidades de preparar nuestro corazón a la llegada del Mesías. Como María, digamos "Sí" al Señor, poniéndonos al servicio de los demás, especialmente de los más necesitados.




viernes, 18 de diciembre de 2020

Fiesta de la Expectación al parto, Ntra. Sra. de la Esperanza

 Hoy, 18 de diciembre, celebramos a Nuestra Madre en su advocación de la Esperanza.




"Nos diste al esperado de los tiempos, 

mil veces prometido en los profetas, 

y nosotros de nuevo deseamos 

que vuelva a repetirnos sus promesas.

Brillaste como aurora del gran día, 

plantaba Dios su tienda en nuestro suelo, 

y nosotros soñamos con su vuelta, 

queremos la llegada de su Reino.

Viviste con la cruz de la esperanza, 

tensando en el amor la larga espera, 

y nosotros buscamos con los hombres 

el nuevo amanecer de nuestra tierra.

Esperaste, cuando todos vacilaban, 

el triunfo de Jesús sobre la muerte, 

y nosotros esperamos que su vida 

anime nuestro mundo para siempre.

Santa María de la Esperanza, 

mantén el ritmo de nuestra espera".

domingo, 13 de diciembre de 2020

Festividad de Santa Lucia

Cada 13 de diciembre, la Iglesia celebra la fiesta de Santa Lucía (Lucía de Siracusa), “patrona de la vista”. La relación de Lucía con los ojos viene de una antigua tradición, según la cual, como castigo por proclamar a Cristo, le habrían arrancado los ojos y, a pesar de semejante atrocidad, Dios le habría devuelto milagrosamente la vista.

De acuerdo a las “Actas de Santa Lucía”, ella nació en Siracusa, Sicilia (Italia), en el seno de una familia noble. Sus padres eran conversos al cristianismo y, por lo tanto, le dieron una educación en la fe. Después de la muerte de su padre, Lucía le pidió al Señor fortaleza para afrontar su inmenso dolor y se consagró a Él prometiendo, en secreto, virginidad perpetua. Su madre, Eutiquia, sin saber de su deseo, la animaba a contraer matrimonio con un joven pagano.

Eutiquia padecía de hemorragias y Lucía, con el propósito de que su madre la libere del arreglo matrimonial, le aconsejó que fuese a orar a la tumba de Santa Ágata de Catania para pedir su curación. Eutiquia lo hizo así y Dios, escuchando sus ruegos, le devolvió la salud. Entonces, la madre, en señal de gratitud, le ofreció a Lucía acceder a lo que le pida, y la joven le rogó que no la obligue a casarse, confesándole su deseo de consagrarse a Dios y repartir la fortuna familiar entre los pobres. Eutiquia, segura de cuál era la voluntad de Dios, le otorgó el permiso a su hija.

Sin embargo, el pretendiente de Lucía, furioso, la denunció ante el procónsul Pascasio por haberlo deshonrado, acusándola de ser cristiana. Eran los tiempos de la persecución de Diocleciano y la pena podía ser la muerte. El procónsul la amenazó si no desistía de su postura, pero ella le respondió: “Es inútil que insista. Jamás podrá apartarme del amor a mi Señor Jesucristo”. El procónsul, acto seguido, para alejarla de Dios mandó que sea prostituída, pero ella, sin dar un paso atrás, le dijo: "El cuerpo queda contaminado solamente si el alma consiente". Siglos más tarde, Santo Tomás de Aquino reconocía la fuerza moral que llevaban las palabras de Santa Lucía, puesto que corresponden con el principio moral de que no hay pecado si no se consiente el mal.

Los guardias romanos intentaron moverla a la fuerza hacia el prostíbulo, pero milagrosamente no pudieron. Entonces trataron de quemarla y tampoco pudieron. Por último, la tradición señala que le sacaron los ojos y después le cortaron el cuello. Aun así, en su agonía, Santa Lucía parecía seguir viendo y, mientras se desvanecía, mostrar una fuerza inusitada para exhortar a la fidelidad a Cristo.

En la Edad Media se invocaba su nombre contra las enfermedades de los ojos, tal vez porque su nombre significa “luz”. Esto reafirmó aquellos relatos en los que el tirano mandó a los guardias que le sacaran los ojos sin que ella perdiese la visión.

En 1894 fue descubierta una inscripción sepulcral en las catacumbas de Siracusa que llevaban el nombre de Santa Lucía, mártir del siglo IV.




Oración a Santa Lucía

Oh Bienaventurada y amable Virgen Santa Lucía,

universalmente reconocida por el pueblo cristiano

como especial y poderosa abogada de la vista,

llenos de confianza a ti acudimos;

pidiéndote la gracia de que la nuestra se mantenga sana

y le demos el uso para la salvación de nuestra alma,

sin turbar jamás nuestra mente en espectáculos peligrosos.


Y que todo lo que ellos vean se convierta en saludable

y valioso motivo de amar cada día más a Nuestro Creador

y Redentor Jesucristo, a quien por tu intercesión,

oh protectora nuestra; esperamos ver y amar eternamente

en la patria celestial. Amén.

III DOMINGO DE ADVIENTO, DOMINGO DE GAUDETE

"En medio de vosotros hay uno al que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia" (Jn 1, 26-27).

En este tercer domingo de Adviento, celebramos el domingo de Gaudete, que significa domingo de alegría. Estamos alegres porque vivimos en un tiempo de espera y de esperanza. El nacimiento del Señor está cerca. Él es fiel a sus promesas y viene al mundo para salvarnos.




COMUNICADO DE NUESTRO OBISPO

El obispo de Ciudad Real, Gerardo Melgar, ha invitado a los fieles y a "cuantas personas e instituciones de la Diócesis" que quieran hacerlo, a guardar un día de ayuno y oración el próximo miércoles, 16 de diciembre, ante la previsible próxima aprobación de la Ley de la eutanasia.

En este enlace se puede acceder al comunicado que nuestro obispo Gerardo ha escrito.

Comunicado de nuestro obispo ante la aprobación de la ley de la eutanasia

sábado, 12 de diciembre de 2020

NTRA. SRA. DE GUADALUPE

Seguimos avanzando en este camino del Adviento, y de nuevo nos encontramos la figura de María. Hoy, 12 de diciembre, vísperas del Domingo de Gaudete o Domingo de la Alegría, celebramos a Ntra. Sra. de Guadalupe. Ella, como a Juan Diego, nos repite aquellas mismas palabras, "no se entristezca tu corazón". Nos invita a permanecer alegres, a mantener la esperanza. Ella nos trae en su vientre al Salvador, al "Dios con nosotros". 


Un sábado de 1531 a principios de diciembre, un indio llamado Juan Diego, iba muy de madrugada del pueblo en que residía a la ciudad de México a asistir a sus clases de catecismo y a oír la Santa Misa. Al llegar junto al cerro llamado Tepeyac amanecía y escuchó una voz que lo llamaba por su nombre.

Él subió a la cumbre y vio a una Señora de sobrehumana belleza, cuyo vestido era brillante como el sol, la cual con palabras muy amables y atentas le dijo: "Juanito: el más pequeño de mis hijos, yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive. Deseo vivamente que se me construya aquí un templo, para en él mostrar y prodigar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a todos los moradores de esta tierra y a todos los que me invoquen y en Mí confíen. Ve donde el Señor Obispo y dile que deseo un templo en este llano. Anda y pon en ello todo tu esfuerzo".

De regresó a su pueblo Juan Diego se encontró de nuevo con la Virgen María y le explicó lo ocurrido. La Virgen le pidió que al día siguiente fuera nuevamente a hablar con el obispo y le repitiera el mensaje. Esta vez el obispo, luego de oir a Juan Diego le dijo que debía ir y decirle a la Señora que le diese alguna señal que probara que era la Madre de Dios y que era su voluntad que se le construyera un templo.

De regreso, Juan Diego halló a María y le narró los hechos. La Virgen le mandó que volviese al día siguiente al mismo lugar pues allí le daría la señal. Al día siguiente Juan Diego no pudo volver al cerro pues su tío Juan Bernardino estaba muy enfermo. La madrugada del 12 de diciembre Juan Diego marchó a toda prisa para conseguir un sacerdote a su tío pues se estaba muriendo. Al llegar al lugar por donde debía encontrarse con la Señora prefirió tomar otro camino para evitarla. De pronto María salió a su encuentro y le preguntó a dónde iba.

El indio avergonzado le explicó lo que ocurría. La Virgen dijo a Juan Diego que no se preocupara, que su tío no moriría y que ya estaba sano. Entonces el indio le pidió la señal que debía llevar al obispo. María le dijo que subiera a la cumbre del cerro donde halló rosas de Castilla frescas y poniéndose la tilma, cortó cuantas pudo y se las llevó al obispo.

Una vez ante Monseñor Zumarraga Juan Diego desplegó su manta, cayeron al suelo las rosas y en la tilma estaba pintada con lo que hoy se conoce como la imagen de la Virgen de Guadalupe. Viendo esto, el obispo llevó la imagen santa a la Iglesia Mayor y edificó una ermita en el lugar que había señalado el indio.

Pio X la proclamó como "Patrona de toda la América Latina", Pio XI de todas las "Américas", Pio XII la llamó "Emperatriz de las Américas" y Juan XXIII "La Misionera Celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las Américas".

La imagen de la Virgen de Guadalupe se venera en México con grandísima devoción, y los milagros obtenidos por los que rezan a la Virgen de Guadalupe son extraordinarios.




viernes, 11 de diciembre de 2020

SANTA MARAVILLAS DE JESÚS

 Hoy celebramos la memoria de Santa Maravillas de Jesús, carmelita descalza, de quien la Hermandad posee una reliquia la cual va a los pies de Ntra. Sra. de los Dolores y Ntra. Sra. de la Soledad en nuestras estaciones de penitencia. 

María de las Maravillas de Jesús Pidal y Chico de Guzmán nació en Madrid el 4 de noviembre de 1891. Desde su infancia deseó consagrarse a Dios y dedicó su juventud a ayudar a los necesitados. Atraída por la espiritualidad de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz, y movida por su amor a la Virgen María, ingresó en el Carmelo de El Escorial el 12 de octubre de 1919.

En 1924 fundó un monasterio de Carmelitas Descalzas en El Cerro de los Ángeles, centro geográfico de la península, junto al monumento del Corazón de Jesús, como lugar de oración y de inmolación por la Iglesia y por España.

Durante la persecución religiosa la Madre Maravillas brilló por su espíritu de reparación, fortaleza, serenidad y confianza en el Señor. Bajo el signo de la fidelidad a Santa Teresa fundó otros diez Carmelos recuperando lugares de tradición teresiano-sanjuanista. Priora durante largos años, enseñó a sus hermanas con el testimonio de sus virtudes y se distinguió por su vida mística, ardor apostólico y por la bondad unida a la firmeza ante quienes la tenían por verdadera madre. Murió en el Carmelo de La Aldehuela, el 11 de diciembre de 1974, expresando “¡Qué felicidad morir Carmelita!”.

Fue beatificada por vuestra Santidad el 10 de mayo de 1998.

Fue canonizada por el Papa Juan Pablo II, el domingo 4 de mayo de 2003 (tercer domingo de Pascua), durante la V visita de Su Santidad a España. La misa de canonización se realizó en la Plaza Madrid de Colón.







miércoles, 9 de diciembre de 2020

AÑO DE SAN JOSÉ

 

Con la Carta apostólica Patris corde (Con corazón de padre), el papa Francisco recuerda el 150 aniversario de la declaración de san José como Patrono de la Iglesia Universal y, con motivo de esta ocasión, a partir del 8 de diciembre de 2020 se celebrará un año dedicado especialmente a él.

Junto a la publicación de la Carta apostólica Patris corde, se ha publicado el Decreto de la Penitenciaría Apostólica que anuncia el "Año de San José" especial convocado por el Papa y la concesión del "don de indulgencias especiales". se dan indicaciones específicas para los días tradicionalmente dedicados a la memoria del Esposo de María, como el 19 de marzo y el 1 de mayo, y para los enfermos y ancianos "en el contexto actual de la emergencia sanitaria". 




martes, 8 de diciembre de 2020

75 aniversario de Ntra. Sra. de los Dolores

Este año se cumplen 75 años de la llegada de la actual imagen de la Virgen de los Dolores a nuestro pueblo y al seno de nuestra Hermandad. 

Estas líneas pretenden dar a conocer la historia de Nuestra Señora de los Dolores en Villarrubia de los Ojos y el porqué de la gran devoción que despierta en los villarrubieros, así como desde cuándo empieza a recibir culto dentro del seno de nuestra Hermandad, que, desde hace siglos, honra la memoria de la Madre de Dios con bajo la advocación de Nuestra querida Madre y Señora de los Dolores.

SOLEMNIDAD INMACULADA CONCEPCIÓN

 El 8 de diciembre la Iglesia celebra la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, doctrina de origen apostólico que fue proclamada dogma por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854 con la bula Ineffabilis Deus.








lunes, 7 de diciembre de 2020

II Domingo de Adviento: Allanad los caminos al Señor

 II Domingo de Adviento (Mc 1, 1-8)

"Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Está escrito en el profeta Isaías: «Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos."»

Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.

Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»"




domingo, 29 de noviembre de 2020

I Domingo. "Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa." Mc 13,33-37

I Domingo de Adviento. Hoy encendemos la primera la vela de la corona, damos los primeros pasos en este camino de preparación para recibir a Cristo. Un camino que es tiempo de acoger la luz, tiempo de disponerse, tiempo de esperanza...

"Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa." Mc 13,33-37

El Adviento es el comienzo del Año Litúrgico. Son los cuatro domingos anteriores a la Navidad y forma una unidad con la Navidad y la Epifanía.

El término "Adviento" viene del latín adventus, que significa venida, llegada. El color usado en la liturgia de la Iglesia durante este tiempo es el morado. Con el Adviento comienza un nuevo año litúrgico en la Iglesia.

El sentido del Adviento es avivar en los creyentes la espera del Señor.

Se puede hablar de dos partes del Adviento:

Primera Parte

Desde el primer domingo al día 29 de noviembre, con marcado carácter escatológico, mirando a la venida del Señor al final de los tiempos;

Segunda Parte

Desde el 17 de diciembre al 24 de diciembre, es la llamada "Semana Santa" de la Navidad, y se orienta a preparar más explícitamente la venida de Jesucristo en las historia, la Navidad.

Las lecturas bíblicas de este tiempo de Adviento están tomadas sobre todo del profeta Isaías (primera lectura), también se recogen los pasajes más proféticos del Antiguo Testamento señalando la llegada del Mesías. Isaías, Juan Bautista y María de Nazaret son los modelos de creyentes que la Iglesias ofrece a los fieles para preparar la venida del Señor Jesús.






sábado, 28 de noviembre de 2020

ADVIENTO, TIEMPO DE ESPERA

De nuevo llegamos al tiempo de Adviento, tiempo en el que nos preparamos para la venida del Señor que viene a nuestras vidas para transformar la humanidad en una realidad nueva.

Es por ello que se ha colocado la Corona de Adviento en nuestra Sede-Oratorio, cuya luz simboliza la luz de la fe, que se llena de alegría con la llegada del Señor.



domingo, 22 de noviembre de 2020

SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

 La celebración de la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, cierra el Año Litúrgico en el que se ha meditado sobre todo el misterio de su vida, su predicación y el anuncio del Reino de Dios.

La fiesta de Cristo Rey fue instaurada por el Papa Pío XI el 11 de diciembre de 1925. El Papa quiso motivar a los católicos a reconocer en público que el mandatario de la Iglesia es Cristo Rey.

Durante el anuncio del Reino, Jesús nos muestra lo que éste significa para nosotros como Salvación, Revelación y Reconciliación ante la mentira mortal del pecado que existe en el mundo. Jesús responde a Pilatos cuando le pregunta si en verdad Él es el Rey de los judíos: "Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí" (Jn 18, 36). Jesús no es el Rey de un mundo de miedo, mentira y pecado, Él es el Rey del Reino de Dios que trae y al que nos conduce.



FESTIVIDAD DE SANTA CECILIA

Hoy, 22 de noviembre, la Iglesia celebra la memoria de Santa Cecilia, virgen y mártir,  quien fue declarada por Gregorio XIII patrona de la música en 1584.

Por ello queremos felicitar a todos los músicos, en especial, a la Agrupación Musical Virgen de la Sierra, quienes a lo largo del año nos acompañan en diferentes momentos. 

Santa Cecilia es una de las mártires de los primeros siglos más venerada por los cristianos. Se dice que el día de su matrimonio, mientras los músicos tocaban, ella cantaba a Dios en su corazón. Su fiesta se celebra el 22 de noviembre y se le considera patrona de músicos y poetas. Es representada generalmente tocando un instrumento musical o cantando.

Las actas de la Santa la presentan como integrante de una familia noble de Roma, que se habría convertido al cristianismo durante su infancia. Cecilia, como lo hicieron numerosas mujeres cristianas de los primeros siglos, consagró su virginidad a Dios. Aún así, fue entregada en matrimonio por su padre, quien la casó con un joven pagano llamado Valeriano.

La noche de bodas, Cecilia le dijo a Valeriano: "Tengo que comunicarte un secreto. Has de saber que un ángel del Señor vela por mí. Si me tocas como si fuera yo tu esposa, el ángel se enfurecerá y tú sufrirás las consecuencias; en cambio si me respetas, el ángel te amará como me ama a mí”.

El esposo le pidió que le mostrara al ángel y que haría lo que ella le pidiera. Cecilia le dijo que si él creía en el Dios vivo y verdadero y recibía el bautismo, entonces vería al ángel. Valeriano fue a buscar al obispo de Roma, Papa Urbano, quien lo instruyó en la fe y lo bautizó. Tiempo después, el ángel se le apareció a ambos y les puso una guirnalda de rosas y lirios sobre la cabeza como símbolo de su unión espiritual. El hermano de Valeriano, Tiburcio, contagiado de la alegría de los jóvenes esposos se acercaría a ellos y también se haría cristiano.

Lamentablemente, la persecución contra los cristianos alcanzaría a Valeriano y Tiburcio, quienes murieron martirizados por órdenes del prefecto Turcio Almaquio. El relato prosigue señalando que Máximo, funcionario del prefecto, fue designado para ejecutar la sentencia pero que se negó a cumplirla porque se había convertido al cristianismo. El prefecto entonces ordenó que fuera ejecutado junto a los hermanos. Cecilia recogió los restos de los tres hombres y los enterró en una tumba cristiana.

No pasaría mucho tiempo para que Cecilia también fuese víctima de la persecución y condenada a muerte. Se le ordenó rendir culto públicamente a los dioses paganos pero se negó. Por ello fue condenada a morir por ahogamiento en la fuente de baño de su propia casa. Como no pudieron matarla, hirvieron agua y la colocaron en ella, pero eso tampoco funcionó. El Prefecto entonces pidió que fuese degollada. El relato da cuenta de que el ejecutor dejó caer su espada tres veces sobre su cuello sin tener éxito. Asustado, el verdugo huyó dejando a la joven virgen bañada en su propia sangre. Se dice que Cecilia vivió tres días más. El papa Urbano I enterró su cuerpo en la catacumba del papa Calixto I.

En marzo de 2014, el Papa Francisco se refirió a los mártires de los primeros tiempos cristianos, como Santa Cecilia, y dijo que “llevaban siempre con ellos el Evangelio: ellos llevaban el Evangelio; ella, Cecilia llevaba el Evangelio. Porque es precisamente nuestro primer alimento, es la Palabra de Jesús, lo que nutre nuestra fe”.

En Trastévere, Roma, se edificó la Basílica de Santa Cecilia en el siglo V. Allí actualmente se encuentra la famosa estatua de tamaño natural y del escultor Maderna, que muestra a la Santa como si estuviera dormida, recostada del lado derecho.







sábado, 21 de noviembre de 2020

PRESENTACIÓN DE MARÍA EN EL TEMPLO

 El 21 de noviembre la Iglesia celebra la memoria de la Presentación de Virgen María. Esta antigua tradición surge de escritos apócrifos según los cuales los padres de María, siendo esta niña, la llevaron al templo de Jerusalén y la dejaron allí para que fuera preparada e instruida en la religión y en los deberes para con Dios. Pero más allá del relato piadoso encontramos un origen histórico que se remonta al año 543 con la dedicación de la Iglesia de Santa María la Nueva, situada junto al templo de Jerusalén. Esta conmemoración, que en Oriente data desde el siglo VI, contiene un significado relevante para el acercamiento a la figura de María y para nuestra propia condición de seguidores de Cristo.

   La presentación de la Virgen María no es la más destacada de las fiestas marianas pero ésta concede un sentido al resto de las celebraciones ya que parte de la consagración inicial de la Virgen. La relevancia de la figura de María en el cristianismo y su implicación en el proyecto de salvación de Dios requieren de ella una actitud de entrega y servicio que no se consigue en un ejercicio altruista y voluntarista sino que necesita de una consagración que implique toda la vida. La idea de la presentación desde muy pequeña encierra la historia de una vocación que pone los orígenes de la llamada al comienzo mismo del andar por este mundo. Con la llamada vocacional la vida comienza a entenderse desde la relación con Dios en un proceso de crecimiento, maduración, discernimiento y vivencia de la fe para desembocar en el compromiso.

    Desde esta perspectiva vital, toda llamada tiene que responder con la donación. La persona se ofrenda a Dios, pone su vida en manos del autor de la Vida y establece una relación que implica toda la existencia. Al situar en María desde temprana edad la presentación en el templo, sugiere su dedicación y ofrecimiento a Dios, que será desde el primer momento una señal de identidad para la madre del salvador. Esto nos viene a decir que todo lo que acontece en la vida de las personas que se abren a Dios y acogen su Espíritu, queda mediado por la gracia. En María lo reconocemos y la nombramos "llena eres de gracia", pero en cada uno de nosotros, como don de la fe, la gracia apoya la decisión responsable sin anular la libertad humana.

    María ofrece al Señor todo lo que tiene, todo lo que puede hacer, y todo lo que es; es decir, se da a Él sin reserva. Esta es la clave relevante de esta celebración: hacernos ofrendas vivas que se presentan ante Dios haciendo donación de si y dotados del convencimiento de filiación. Somos hijos de Dios, queridos y amados por el Padre Bueno que renovamos en su presencia nuestra condición.



viernes, 20 de noviembre de 2020

MASCARILLAS DE LA HERMANDAD

 "Mi Corazón Inmaculado será vuestro refugio"

Ya están a la venta las mascarillas con el emblema de la Hermandad. Nos encomendamos a la Virgen en estos momentos y pedimos por quienes lo están pasando mal a causa de la pandemia. El beneficio de la venta de todas las mascarillas irá destinado a fines sociales, para ayudar a las familias que están pasando dificultad.

El precio de las mascarillas es de 5 € y se venderán en la Sede-Oratorio de la Hermandad, los viernes y sábados en horario de 17:00 a 19:00 h.

¡La caridad no se confina!




martes, 17 de noviembre de 2020

FIESTA DE SANTA ISABEL DE HUNGRÍA

 Cada 17 de noviembre la Iglesia celebra a Santa Isabel, hija de Andrés, rey de Hungría. Isabel fue una joven madre que aprovechó su posición para ayudar a Cristo en los más pobres. Al morir su esposo, abrazó la pobreza y se dedicó a la vida religiosa. Construyó un hospital donde servía ella misma a los enfermos, convirtiéndose después de su canonización en símbolo de la caridad cristiana en muchos lugares de Europa.

Isabel de Hungría nació en 1207 y fue dada en matrimonio a Luis I, Landgrave de Turingia-Hesse. Debido a dicho compromiso, desde temprana edad fue enviada al castillo de Wartburg para que se educase en la corte de Turingia. Allí soportó santamente la pena por la separación de su familia, así como algunas incomprensiones que supo superar con ánimo amable y oración constante, llegando a ser muy querida.

Cuando Luis de Turingia heredó la condición de Landgrave, se casó con Isabel. Dios le regaló tres hijos y un matrimonio feliz. Luis no ponía mayor impedimento para sus obras de caridad y la dejaba repartir sus bienes entre los pobres. Se dice además que Luis se preocupaba cariñosamente por ella, para que no se exceda en sacrificios y descanse adecuadamente. Y es que Isabel tenía la costumbre de levantarse de madrugada para orar, aun después de su intenso trabajo.

Llegó un tiempo en el que el hambre azotó Turingia. Santa Isabel gastó cuanto recurso pudo para ayudar a los campesinos del reino e incluso repartió el grano que estaba reservado para su casa. Esto le valió grandes críticas, pero ella no se dejó amilanar. Como el castillo en el que vivía junto al Landgrave quedaba sobre una colina, mandó construir un hospital al pie del monte donde ella atendía a los enfermos personalmente, daba de comer a los necesitados con sus propias manos y pagaba el cuidado y educación de los niños huérfanos.

Lamentablemente, su esposo, Luis, murió camino de la cruzada organizada por Federico II, víctima de la peste, por lo que Santa Isabel sufrió mucho. Luego vendrían los conflictos en la corte y el arrebato de la corona de su esposo por mano de su cuñado. En ausencia de Luis, Isabel ya se había entregado a la administración de la corona y había visitado los territorios que le pertenecían. Ascendido su cuñado a Landgrave le impidió continuar con sus obras de caridad, por lo que Isabel decidió dejar la corte.

Más adelante, habiendo previsto que a sus hijos no les falte nada, tomó el hábito de la tercera orden de San Francisco. A partir de entonces, vivió una vida de pobreza. Hilaba o cargaba lana para su sustento y el de los enfermos que dependían de ella, vivió austeramente y trabajó hasta el final de sus días. Murió el 17 de noviembre de 1231, con solo 24 años.

Se dice que el mismo día de su muerte, un franciscano lego se había destrozado uno de los brazos en un accidente y sufría postrado dolores terribles. En eso, se le apareció Santa Isabel portando un vestido radiante. El hermano le preguntó por qué estaba tan hermosamente vestida, a lo que ella respondió: “Es que voy para la gloria. Acabo de morir para la tierra. Estire su brazo ya que ha quedado curado”.



miércoles, 4 de noviembre de 2020

MISA DE RÉQUIEM

El próximo domingo 8 de noviembre celebraremos la Misa de Réquiem aplicada en sufragio de nuestros  hermanos difuntos, en especial por los fallecidos en el último año. 

La eucaristía tendrá lugar a las 09:00 h. en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción.


"Desde lo hondo a ti grito, Señor:
¡Señor, escucha mi clamor!
¡Estén atentos tus oídos
a la voz de mis súplicas!" (Sal 130)

Dales Señor el descanso eterno, y brille para ellos la luz eterna.
Que las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.

lunes, 2 de noviembre de 2020

La Virgen del Carmen y las almas del Purgatorio

La relación de la Santísima Virgen con las Ánimas del Purgatorio es profunda y eterna. Ella es Mediadora universal de los seres humanos ante Dios, y podemos decir que por lo tanto será abogada nuestra en el momento en que seamos juzgados.

Promesas de la Virgen a los que viven y mueren llevando el Santo Escapulario.

El Santo Escapulario es el gran don que María, omnipotente ante su Hijo Dios, toda corazón para con sus hijos, los hombres tesorera de todas las gracias, nos trajo del cielo, haciéndonos en él las más preciosas promesas que pudiéramos desear. Muy bien ha sido llamado el SACRAMENTO DE MARIA.

"La creencia general del mundo católico, dice el sabio jesuita P. Clarke, la promulgación de la Iglesia doncente, la aceptación de la iglesia discente, o sea, los fieles, nada falta de lo que puede probar el origen sobrenatural del Escapulario".

"Su misma nobleza de origen, decía el Papa León XIII, su venerada antigüedad, su extraordinaria propagación, así como los saludables efectos de piedad por él obtenidos, y los insignes milagros obrados por su virtud, lo recomiendan con el mayor encarecimiento". A él ha vinculado la Virgen dos maravillosas promesas:

Primera promesa

Es la gran promesa, el privilegio de preservación o exención del infierno para cuantos mueren revestidos con el Escapulario Carmelitano. Orando con fervor a la Virgen S. Simón Stock, General de la Orden Carmelitana, apareciósele circundada de ángeles la Stma. Virgen (15 de Julio de 1251) y entregándole, como prenda de su amor maternal y de ilimitado poder, el Santo Escapulario, prometióle que cuantos murieren revestidos de él no se condenarían. Las palabras de la Virgen fueron éstas: "El que muriere con el Escapulario no padecerá el fuego del infierno".

Segunda promesa

Estando orando el Papa Juan XXIII, se le apareció la Virgen, vestida del hábito carmelitano, y le prometió sacar el purgatorio del sábado después de la muerte al que muriese con el Escapulario. María dijo al Papa: "Yo Madre de misericordia, libraré del purgatorio y llevaré al cielo, el sábado después de la muerte, a cuantos hubieses vestido mi Escapulario".

Tal es el privilegio Sabatino, otorgado por la Reina del Purgatorio, a favor de sus cofrades carmelitas, el Papa Juan XXII y promulgado por éste en la Bula Sabatina (3 de Marzo de 1322) aprobada después por más de veinte Sumos Pontifices.

Por él, el Sábado siguiente a la muerte de los cofrades carmelitas, o como lo interpreta la iglesia, cuanto antes, pero especialmente el sábado, según declaración del Paulo V, la Virgen del Carmen, con cariño maternal, los libra de la cárcel expiatoria y los introduce en el Paraíso. El Papa Paulo V expidió el 20 de enero de 1613 el Sgte. Decreto:

"Permítase a los Padre Carmelitas predicar que el pueblo cristiano puede piadosamente creer que la Bienaventurada Virgen María con sus intececiones continuas, piadosas sufragios y méritos y especial protección, ayudara después de la muerte, principalmente el sábado, día a ella dedicado, a las almas de sus cofrades que llevaren el habito carmelitano".



CONMEMORACIÓN DE LOS DIFUNTOS

Cada 2 de noviembre, día en que se conmemora a los Fieles Difuntos, miles de personas en todo el mundo visitan los cementerios para honrar la memoria de sus seres queridos y de todos aquellos que partieron al encuentro con Dios. En este día, la Iglesia toda dedica la liturgia y anima a los fieles a orar por el eterno descanso de quienes han muerto, con la esperanza de que todos, en el día que no conoce el final, nos podamos reunir en el amor infinito de Dios.

Constituye una obra de caridad indispensable que quienes aún peregrinamos en este mundo oremos y hagamos sacrificios por las almas del Purgatorio, conscientes de que muchos de quienes nos precedieron necesitan aún purgar sus faltas para poder gozar de Dios de manera definitiva. Recomendables son las oraciones de intercesión ofrecidas a la Virgen María, de manera especial el Santo Rosario; también es bueno pedir la intercesión de los santos a través de novenas u oraciones votivas; y, finalmente, no debemos olvidar que toda oración debe estar acompañada de obras de caridad o pequeños sacrificios de la vida cotidiana como, por ejemplo, la limosna, esto es, compartir nuestros bienes con los más necesitados. También es muy recomendable averiguar y poner en práctica las distintas alternativas que da la Iglesia universal o las Iglesias locales para obtener la Indulgencia Plenaria por los difuntos.



domingo, 1 de noviembre de 2020

COMUNICADO OFICIAL VENTA LOTERIA NAVIDAD

 

“Dios te dice: no tengas miedo de la santidad, no tengas miedo de apuntar alto, de dejarte amar y purificar por Dios, no tengas miedo de dejarte guiar por el Espíritu Santo. Dejémonos contagiar por la santidad de Dios”. (Francisco I)


 

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

 El 1 de noviembre la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de Todos los Santos, tanto los conocidos como los anónimos. Es la celebración de todos aquellos que comparten el triunfo y la gloria de Cristo en virtud a su esfuerzo por seguir de cerca al Maestro. La Iglesia celebra este día vestida de blanco, al verse confirmada como madre que convoca a sus hijos a la salvación; mientras que los hijos se ven fortalecidos por el ejemplo de quienes se adelantaron en la fe y la caridad.

San Juan Pablo II decía: “Hoy nosotros estamos inmersos con el espíritu entre esta muchedumbre innumerable de santos, de salvados, los cuales, a partir del justo Abel, hasta el que quizá está muriendo en este momento en alguna parte del mundo, nos rodean, nos animan y cantan todos juntos un poderoso himno de gloria”. Y es que esta Solemnidad es día propicio para compartir el júbilo por la obra salvífica de Dios a lo largo de los siglos. Obra que no se detiene jamás y que se renueva, a cada instante, en cada ser humano que responde a la gracia de Dios, viviendo el llamado a la plenitud en el amor.

La Solemnidad de Todos los Santos tiene sus orígenes en el siglo IV, cuando el número de mártires de la Iglesia llegó a ser tal que era imposible destinar un día del año para recordar a cada mártir. Entonces, la Iglesia optó por hacer una celebración conjunta para honrar a todos los que habían alcanzado el cielo, en un solo día, una vez al año.

Cuando el 13 de mayo de 610, el Papa Bonifacio IV dedicó el Panteón romano al culto cristiano, consagró el nuevo templo a la Bienaventurada Madre de Dios y a todos los mártires. A partir de entonces, la celebración de Todos los Santos quedó fijada en esa fecha, y así permanecería por muchos años hasta que el Papa Gregorio IV, en el siglo VII, trasladó la celebración al 1 de noviembre.

Es necesario que no perdamos de vista aquello a lo que estamos llamados como cristianos: vivir la santidad y realizar todo bien que provenga de Dios.

En el año 2013, el Papa Francisco hizo una hermosa exhortación a la multitud que lo acompañaba en la celebración de esta Solemnidad: “Dios te dice: no tengas miedo de la santidad, no tengas miedo de apuntar alto, de dejarte amar y purificar por Dios, no tengas miedo de dejarte guiar por el Espíritu Santo. Dejémonos contagiar por la santidad de Dios”.

No olvidemos nunca que ¡estamos llamados a ser santos! Y que debemos recordar y agradecer la vida de esos hombres y mujeres que lo dieron todo por amor.



sábado, 31 de octubre de 2020

SABATINA A NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD

El sábado es un día dedicado a la Virgen, en él conmemoramos la hora de fe de María.

El sábado, entre el viernes de la pasión y muerte, y el domingo de la resurrección, está lleno de la fe de María. Es como si toda la fe de la Iglesia se recogiese en Ella. Mientras la fe se oscurecía en todos, Ella conservó, por encima de todo, su fe firme e intacta, fue la primera fiel, la única que mantuvo encendida la llama, inmóvil en la oscuridad de la fe, fuerte en el tiempo de duda.

Era justo que la Iglesia le consagrara aquel día, que más que ningún otro recuerda la singular grandeza de su fe, la heroicidad de su esperanza y su amor indefectible por el Hijo.

Para no sacar de su sitio a María siempre hemos de colocarla y celebrarla en relación con el misterio de Cristo.

El sábado dedicado a María:

- Es el preludio e introducción a la celebración del domingo, le fiesta primordial, conmemoración semanal de la resurrección de Cristo.

- La conmemoración semanal nos recuerda que la Virgen está constantemente presente y activa en la vida de la Iglesia.

- Cada sábado unidos a la bienaventurada María en el recuerdo del gran sábado, cuando Cristo yacía en el sepulcro, esperamos la conmemoración de la celebración del domingo.

De mano de María llegamos a Cristo.

jueves, 22 de octubre de 2020

SAN JUAN PABLO II

 Hoy, 22 de octubre, la Iglesia Católica celebra la fiesta de San Juan Pablo II, el Papa peregrino, el Pontífice que viajó por el mundo entero llevando un mensaje de paz y reconciliación. Juan Pablo II, como heredero del Concilio Vaticano II, contribuyó enormemente a su asimilación desarrollando un nutrido y sólido magisterio. Puestos los pies en el suelo de la tradición de la Iglesia y el Evangelio, supo proyectarse al futuro llamando a una “Nueva Evangelización”. Fue también un defensor incansable de la vida y la familia: “el matrimonio y la familia cristiana edifican la Iglesia. Los hijos son fruto precioso del matrimonio".

Karol Jósef Wojtyla, más conocido como San Juan Pablo II, nació en Wadowice (Polonia) en 1920. Sus padres, católicos fervorosos, lo educaron en la calidez de la fe. Su juventud estuvo marcada por el ambiente desolador y trágico causado por la Segunda Guerra Mundial y la invasión nazi a Polonia. Aun así, pudo ingresar al seminario y llevar su formación de manera clandestina. Fue ordenado sacerdote en 1946 y en 1958 se convirtió en obispo auxiliar en la arquidiócesis de Cracovia. Al ser ordenado obispo Karol escogió como lema oficial la expresión latina “Totus Tuus” (todo tuyo), en honor a María Santísima y que mantuvo durante todo su pontificado. El 29 de mayo de 1967 fue nombrado cardenal, convirtiéndose en el segundo más joven de aquella época, con solo 47 años de edad.

Wojtyła participó activamente en las sesiones del Concilio Vaticano II. Fue muy importante su colaboración en las constituciones dogmáticas “Gaudium et Spes” y “Lumen Gentium”. En 1964 sería nombrado Arzobispo Metropolitano de Cracovia y posteriormente creado Cardenal por el ahora Papa San Pablo VI. Como Arzobispo fue un promotor de la pastoral para los sordomudos y ciegos, creó el “Instituto de familia” y el programa “S.O.S. Cardenal Wojtyla” para ayudar a mamás solteras en peligro de abortar.

A la muerte de Juan Pablo I en 1978, es elegido Sumo Pontífice, adoptando el nombre de “Juan Pablo II”, en honor a su predecesor. Realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia y 146 al interior de ese país. Su pontificado fue el segundo más largo de la historia: 26 años, 5 meses, y 18 días (9, 666 días), de 1978 a 2005. A Juan Pablo II se le reconoce como uno de los artífices de la caída de los regímenes comunistas totalitarios de la Europa Oriental. Ejerció, en ese sentido, un liderazgo decisivo en la consecución de la paz mundial y la liberación de los pueblos de las ideologías. También fue un crítico de los excesos del sistema capitalista y un defensor de la clase trabajadora.

Lamentablemente, el Papa Juan Pablo II fue víctima de la violencia: sufrió un atentado contra su vida el 13 de mayo de 1981 (día de la Virgen de Fátima), del que salió muy mal herido aunque logró sobrevivir providencialmente. Un gran ejemplo dio al mundo cuando, ya recuperado, visitó en la cárcel al hombre que le disparó, el ciudadano turco Mehmet Ali Ağca, concediéndole el perdón.

San Juan Pablo II siempre estuvo preocupado por los jóvenes. Fue él quien impulsó las Jornadas Mundiales de la Juventud, con las que congregó a millones de jóvenes de todo el mundo. También fue el inspirador y promotor de los Encuentros Mundiales de las Familias.

El Papa peregrino partió a la Casa del Padre el 2 de abril de 2005, a los 84 años de edad. Fue beatificado por el Papa Benedicto XVI en 2011 y canonizado en abril de 2014 por el Papa Francisco. En aquella ocasión, en la homilía de la ceremonia de canonización, Francisco señaló lo siguiente: “San Juan Pablo II fue el Papa de la familia. Él mismo, una vez, dijo que así le habría gustado ser recordado, como el Papa de la familia”.



lunes, 19 de octubre de 2020

DÍA MUNDIAL CONTRA EL CÁNCER EL MAMA

 Hoy, día mundial contra el cáncer de mama, le pedimos a Nuestra Madre por todas aquellas que sufren esta enfermedad, por sus familiares y por los que trabajan por la prevención y el tratamiento de la misma. También tenemos presente a todas aquellas que ya no están, que Nuestra Señora de la Soledad las acoja bajo su manto.





jueves, 15 de octubre de 2020

Santa Teresa de Jesús

Santa Teresa nació en Ávila (España) el 28 de marzo de 1515. A los 18 años ingresó al Carmelo y a los 45 años, buscando responder a las gracias extraordinarias que recibía del Señor, emprendió una reforma de su propia Orden, con ansias de auténtica renovación y fidelidad al espíritu original del Carmelo. Apoyada por San Juan de la Cruz, dio inicio a la gran reforma carmelitana.

A pesar de las incomprensiones, el rechazo de muchos, las habladurías y las falsas acusaciones -algo que la llevaría a comparecer frente a la Inquisición-, Teresa no se detuvo en el proyecto que el Señor le había encomendado. Siempre con la orientación y guía de las autoridades eclesiales y su director espiritual, Teresa fundó nuevos conventos y reorganizó la vida de las religiosas, optando por una vida más austera, sin vanidades ni lujos.


Teresa tuvo tanto un corazón apasionado como una inteligencia vivaz. Sin embargo, eso no la libró de pasar buena parte de su vida religiosa sumida en cierta mediocridad y desasosiego, acentuados por enfermedades y dolencias físicas. Dios permitió incluso que llegue a experimentar eso que los místicos llaman “la noche oscura de la fe”.

Cuando Teresa se dejó conducir por Dios a través de la oración, su interior empezó a redescubrir el primer amor a Cristo. Pasando largas horas en oración y meditación en compañía del Amado Jesús, empezó a experimentar éxtasis y arrebatos místicos. Al mismo tiempo, jamás perdió el sentido práctico ni la habilidad para atender situaciones cotidianas. Es cierto que, como la mayoría de mujeres de su tiempo, tuvo escasa educación, pero eso pareció no ser impedimento para mostrar su talento y sabiduría singulares. Tal era ese saber que venía de Dios que personajes ilustres y poderosos se rendían ante ella y le pedían consejo -empezando por algunos obispos y miembros de la nobleza-. Muchos de ellos cooperaron con recursos materiales en el financiamiento de su reforma -“el llamado dentro del llamado”-. Ella lo describe así: "Teresa sin la gracia de Dios es una pobre mujer; con la gracia de Dios, una fuerza; con la gracia de Dios y mucho dinero, una potencia".

Santa Teresa, cuyos escritos son guía segura en los caminos de la oración y de las virtudes cristianas, son una invitación a la perfección de la santidad.

Teresa de Jesús partió a la Casa del Padre el día 15 de octubre de 1582. Fue canonizada en 1622 y reconocida Doctora de la Iglesia por San Pablo VI en 1970.



lunes, 12 de octubre de 2020

Ofrenda a Nuestra Señora del Pilar

Hoy celebramos la Virgen del Pilar, y es por muchos conocida la tradición de la ofrenda floral que se lleva a cabo en Zaragoza, con la cual realiza un gran manto de flores a la imagen instalada en la Plaza del Pilar. 
Este año, ante las circunstancias en que nos encontramos, han hecho posible que la ofrenda se pueda realizar desde una plataforma virtual.

Un hermano de nuestra hermandad, ha realizado una ofrenda en nombre de la Hermandad de la Soledad poniendo bajo su manto las intenciones de todos los vecinos de nuestra localidad. Que la Virgen del Pilar bendiga y proteja a todas las familias de Villarrubia, en especial a quienes están pasando momentos de dificultad. 





Fiesta de Nuestra Señora del Pilar

 Hoy celebramos la festividad de Nuestra Señora del Pilar, patrona de la Hispanidad.

Cuenta la Tradición que el Apóstol Santiago viajó a España para predicar el Evangelio y que la Virgen María se le apareció en un pilar, mientras ella aún vivía en Tierra Santa. De allí es que surge la advocación de Nuestra Señora del Pilar que se celebra cada 12 de octubre.

Era el año 40 d.C. y Santiago, en una noche de profunda oración a orillas de río Ebro, vio a la Madre de Jesús, quien le pidió que se le edificase ahí una Iglesia con el altar en derredor al pilar.

"Este sitio permanecerá hasta el fin del mundo para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que imploren mi ayuda", dijo la Virgen María.

Esto se cumplió. El lugar ha sobrevivido a invasiones, la guerra civil española y la caída de bombas que no estallaron. Además, con el fomento de la devoción, se han obrado numerosos milagros.

Después de la aparición, Santiago y sus discípulos comenzaron a construir una capilla, donde estaba la columna, y le dieron el nombre de “Santa María del Pilar”. Lo que se convirtió en el primer templo del mundo dedicado a la Virgen María.

San Juan Pablo II, en 1984, reconoció a la Virgen del Pilar como “Patrona de la Hispanidad”.







sábado, 10 de octubre de 2020

Beato Carlo Acutis

Carlo Acutis nació el 3 de mayo de 1991 en Londres (Inglaterra) donde trabajaban sus padres. Algunos meses después, sus papás Andrea Acutis y Antonia Salzano, se mudaron con él a Milán.

Siendo adolescente, a Carlo le diagnosticaron leucemia. Ofreció sus sufrimientos “por el Señor, el Papa y la Iglesia”.

Murió el 12 de octubre de 2006, día de la Vrgen del Pilar. Fue sepultado en Asís a pedido suyo, debido al gran amor que le tenía a San Francisco.

Su causa de beatificación y canonización se abrió en 2013. Fue declarado venerable en 2018 y desde hoy, 10 de octubre será declarado beato.

Desde muy pequeño Carlo mostró un especial amor a Dios. Carlo también amaba rezar el Rosario. Tras su Primera Comunión iba a Misa con frecuencia y se quedaba rezando en Hora Santa luego de la Eucaristía. Se confesaba una vez a la semana.

Le pedía a sus padres que lo llevaran en peregrinación a los lugares de los santos y a los sitios de los milagros eucarísticos.

Su testimonio de fe llevó a una profunda conversión a su madre porque, de acuerdo al sacerdote que promueve su causa, él “logró acercar a sus familiares, a sus padres a la Misa diariamente. No fue al revés, no fueron los padres los que llevaron al pequeño a Misa sino era él quien iba a Misa y que convenció a otros de recibir la Eucaristía todos los días”.

Era conocido por defender a los chicos de su escuela que sufrían bullying, especialmente niños con discapacidad. Cuando los padres de un amigo se estaban divorciando, Carlo hizo lo posible para incluirlo en la vida familiar de los Acutis.

Promovió los milagros eucarísticos, especialmente a través de un sitio web que diseñó con ese fin. Allí le decía a la gente que “mientras más frecuente sea nuestra recepción de la Eucaristía, más seremos como Jesús. Y en esta tierra podremos pregustar el Cielo”.

Cuando Carlo enfermó su vida de fe aumentó. Tenía toda la intención de ofrecer su sufrimiento por la Iglesia, el Papa y la gente enferma.




Santo Tomás de Villanueva

 Hoy celebramos Santo Tomás de Villanueva, patrón de la diócesis de Ciudad Real.

Propuesto por el emperador Carlos V, el religioso agustino Tomás de Villanueva fue nombrado por el papa Pablo III, el 10 de octubre de 1544, arzobispo de Valencia.

Había nacido en Fuenlíana, cerca de Villanueva de los Infantes, en 1486, en la actual provincia de Ciudad Real.

Cursó estudios de artes y teología en la recién fundada Universidad de Alcalá de Henares. En 1516 ingresé en la orden agustina, donde fue prior conventual, visitador géneral y prior provincial de Andalucía y Castilla. Fue eximio predicador, consejero y confesor del rey Carlos I.

A su llegada a Valencia se presentaba a sus ojos una sociedad problematizada. A pesar del esplendor económico-social que experimentaba en aquellos tiempos, al estar la Diócesis más de cien años sin gobierno pastoral directo, la situación moral, no sólo del pueblo, sino también del clero, era realmente lamentable.

Urgía por ello que hubiese en la diócesis de Valencia la atención pastoral conveniente, como clave de una verdadera reforma eclesial.

Para ello utilizó los medios que tenía a su alcance, pero siempre en plena línea evangélica. Le ayudó en esta tarea su obispo auxiliar, Juan Segriá, plenamente compenetrado con los sentimientos del Santo Arzobispo.

Dio una gran importancia a la atención que había que brindar a los sacerdotes. Y fueron la dulzura y el cariño los medios de los que se sirvió. Les orientaba para que supieran cómo tenían que actuar. Decía a los predicadores, por ejemplo, que se tenían que preparar para ejercer el ministerio con la oración y el estudio.

Sabiendo que su deber era exponer la Palabra de Dios, lo hacía adaptándose a las necesidades del pueblo cristiano, teniendo en cuenta a los sencillos y sin cultura. Utilizaba con frecuencia el lenguaje adaptado a los niños, para hacerles asequibles las verdades del Evangelio.

Destacó especialmente su atención a los moriscos. Intenté encontrar los medios adecuados para solucionar sus problemas, erigiendo varias rectorías debidamente dotadas y organizando un colegio destinado a los nuevos convertidos, aunque los progresos fueron muy escasos.

Desde el primer momento de su actuación como arzobispo de Valencia, fue consciente de que los bienes de la Iglesia no son de los pastores, sino que son simplemente sus administradores. Y como tal comenzó a comportarse.

Prestó una pródiga atención material a los eclesiásticos, a quienes socorría dadivosamente. A nivel diocesano organizó la caridad con un plan de asistencia y auxilio social permanente. Atendió a todos.

La diócesis de Valencia, tras once años de su ministerio episcopal, quedó marcada por la línea pastoral que trazó, de modo que a su muerte, acaecida el 8 de septiembre de 1586, la Diócesis quedaba organizada y en buen estado.

Desde luego, con la renovación eclesial operada con su actuación pastoral, se inauguraban los tiempos modernos de la Diócesis, que culminarían con la gestión pastoral del arzobispo San Juan de Ribera.

Fue canonizado por el papa Alejandro VII el 1 de noviembre de 1688. Su fiesta litúrgica se celebra el 10 de octubre.





miércoles, 7 de octubre de 2020

Nuestra Señora del Rosario

 El 7 de octubre se celebra a la Virgen del Rosario, advocación que nos recuerda la importancia de dirigirnos a Nuestra Madre a través del rezo del Santo Rosario. Fue la misma Madre de Dios quien nos pidió que lo recemos y lo difundamos para que, a través de esta oración, podamos obtener gracias abundantes.

En el año 1208 la Virgen María se le apareció a Santo Domingo de Guzmán, le entregó el Santo Rosario -en la forma como lo conocemos hoy- y le enseñó cómo rezarlo. Nuestra Santa Madre le encomendó entonces al santo español que se convirtiese en propagador de esta devoción. Así lo hizo Santo Domingo y el Rosario, a lo largo de los siglos, caló hondo en el alma de todos los católicos. Uno de los episodios históricos que ha sido determinante en la historia de la difusión del Rosario fue la “Batalla de Lepanto” (7 de octubre de 1571). En ella una coalición de tropas y fuerzas navales cristianas se enfrentaron a la armada del Imperio (turco) Otomano con el propósito de detener sus ambiciones expansionistas en Occidente y recuperar soberanía alrededor del Mediterráneo. Los cristianos, antes de la batalla, se encomendaron a la Virgen y rezaron el Santo Rosario. La victoria contundente que se produjo posteriormente fue atribuida a la intercesión de la Virgen.

El Papa San Pío V, en agradecimiento a la Virgen María, instituyó la fiesta de la “Virgen de las Victorias” el primer domingo de octubre y añadió el título de “Auxilio de los Cristianos” a las letanías a la Madre de Dios.

Más adelante, el Papa Gregorio XIII cambió el nombre de la Fiesta por el de “Nuestra Señora del Rosario”; y Clemente XI extendió la celebración a toda la Iglesia de Occidente. Posteriormente, San Pío X fijó la Fiesta para el 7 de octubre e inmortalizó estas palabras: “Denme un ejército que rece el Rosario y vencerá al mundo”.

Rosario significa “corona de rosas” y, tal como lo definió el propio San Pío V, “es un modo piadosísimo de oración, al alcance de todos, que consiste en ir repitiendo el saludo que el ángel le dio a María; interponiendo un Padrenuestro entre cada diez Avemarías y tratando de ir meditando mientras tanto en la Vida de Nuestro Señor".

En los albores del siglo XXI, San Juan Pablo II -quien añadió los “misterios luminosos” al rezo del Santo Rosario- escribió, en su carta apostólica “Rosarium Virginis Mariae”, que esta oración mariana “en su sencillez y profundidad, sigue siendo también en este tercer Milenio apenas iniciado una oración de gran significado, destinada a producir frutos de santidad”. El Papa peregrino concluye aquel documento con esta hermosa oración del Beato Bartolomé Longo, Apóstol del Rosario:


Oh Rosario bendito de María, dulce cadena que nos une con Dios,

vínculo de amor que nos une a los Ángeles,

torre de salvación contra los asaltos del infierno,

puerto seguro en el común naufragio, no te dejaremos jamás.


Tú serás nuestro consuelo en la hora de la agonía.

Para ti el último beso de la vida que se apaga.


Y el último susurro de nuestros labios será tu suave nombre,

oh Reina del Rosario de Pompeya,

oh Madre nuestra querida,

oh Refugio de los pecadores,

oh Soberana consoladora de los tristes.


Que seas bendita por doquier, hoy y siempre, en la tierra y en el cielo.



Séptimo Domingo de San José

 Séptimo Domingo de San José