Hoy, cuarto viernes de cuaresma meditamos la cuarta palabra de Cristo en la Cruz:
“¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?” (Mc. 15, 34).
Esta palabra procede de la profundidad del sufrimiento. Aquí, el drama del perdón que el Dios que sufre ofrece a la humanidad, llega a su más punto culminante. Aquí se halla el desamparo total que Cristo tuvo que experimentar.
En este abandono de Jesús, descubrimos el inmenso amor que Jesús tuvo por los hombres y hasta dónde fue capaz de llegar por amor a su Padre.
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