Hoy meditamos la tercera palabra de Cristo en la Cruz:
“Mujer, ahí tienes a tu Hijo… Ahí tienes a tu madre” (Jn. 19, 26).
Junto a la Cruz está la Madre. Sólo Ella, junto con Juan y algunas mujeres, ha permanecido al lado de Jesús durante su pasión.
Es ahora, en el Calvario, cuando la profecía del anciano Simeón se cumple: “una espada te traspasará el alma” (Lc 2, 34-35).
La presencia de María junto a la Cruz no es simplemente la de una Madre junto a un Hijo que muere. Esta presencia tendrá un significado mucho mayor. Cristo, en la Cruz le va a confiar a María una nueva maternidad. Dios la eligió desde siempre para ser Madre de Jesús, pero también para ser Madre de los hombres.
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