A una semana del Viernes de Dolores, vamos a ir meditando cada día unos de los dolores de la Santísima Virgen.
Unamos nuestros sufrimientos cotidianos y los sufrimientos y dolores que el mundo padece, a los dolores que padeció la Santísima Virgen, pidiéndole la gracia de ser fuertes y constantes en nuestra misión de contribuir a la construcción del Reino.
Hoy meditamos el primer dolor: La profecía del anciano Simeón.
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